Olvídate de cuerdos, que aquí tan solo hay una loca con hambre de ti
Lo mas probable es que pienses que estoy loca, que un segundo sin verte y echarte de menos es de locos.
Que mi cordura es falsa, porque ni el loco más loco me comprende.
Lo más probable es que me digas mil y un te quieros, pero el que más sientas es aquel en el que más me piensas.
Que tus te quiero son el regalo perfecto para mis oídos, y aquella sonrisa que sale en mi rostro, no es más ni menos que el regalo de vuelta. Porque así me haces, más feliz, más loca, más tuya.
Que tus caricias me prohiben tener miedos, me prohiben llorar, me prohiben ver la vida de cualquier manera que no sea feliz y a tu lado.
Que tu mano izquierda entrelazada con mi mano derecha sea la única manera de decir que nos quedemos así, sin soltarnos, día y noche, noche y día.
Que no deseo más cosas en la vida, que la tuya con la mía, y así, indefinidamente, un contrato de esos indefinidos, pero que sean infinitos, para que así, pasemos el resto de nuestros días, abrazados a los miedos del otro.
Porque eres una bonita coincidencia, una de esas que te llena el alma hasta arriba, que hasta te sobra de lo lleno que estás, pero no te quejas, porque el postre siempre entra.
Porque eres tú, y no volveré a repetir que eres quien me ha salvado, como quien salva el último trozo de pizza, o quizá lo esté robando a su compañero, pero lo salva de la boca del lobo.
Porque tú eres quien me ha enseñado a sonreír con la mirada y a llorar con las palabras, ya que a tu lado no soy capaz ni de guardar una gota de secretos.
Porque sin ti la vida se me pasaría como un Calippo de esos que no se derriten rápido, quizá mi vida ha sido hasta ahora como un Calippo de esos y tú eres el zumito que resta abajo, la mejor parte.
Lo más probable es que seas todas esas cosas bonitas que pasan por la vida y se quedan para siempre en tu corazón, en este caso en el mío. Porque esta vez no pienso soltarte jamás mi vida, eres aquello que las niñas de diez años llaman príncipe azul y yo te daría el nombre de mi príncipe rojo con un toque Nutella en su pecho y un delicioso sabor a vainilla en su alma.
Que te comparo con la comida dulce, porque así eres, dulce de cojones, tan dulce, tan empalagoso, tan tú...
Que mi cordura es falsa, porque ni el loco más loco me comprende.
Lo más probable es que me digas mil y un te quieros, pero el que más sientas es aquel en el que más me piensas.
Que tus te quiero son el regalo perfecto para mis oídos, y aquella sonrisa que sale en mi rostro, no es más ni menos que el regalo de vuelta. Porque así me haces, más feliz, más loca, más tuya.
Que tus caricias me prohiben tener miedos, me prohiben llorar, me prohiben ver la vida de cualquier manera que no sea feliz y a tu lado.
Que tu mano izquierda entrelazada con mi mano derecha sea la única manera de decir que nos quedemos así, sin soltarnos, día y noche, noche y día.
Que no deseo más cosas en la vida, que la tuya con la mía, y así, indefinidamente, un contrato de esos indefinidos, pero que sean infinitos, para que así, pasemos el resto de nuestros días, abrazados a los miedos del otro.
Porque eres una bonita coincidencia, una de esas que te llena el alma hasta arriba, que hasta te sobra de lo lleno que estás, pero no te quejas, porque el postre siempre entra.
Porque eres tú, y no volveré a repetir que eres quien me ha salvado, como quien salva el último trozo de pizza, o quizá lo esté robando a su compañero, pero lo salva de la boca del lobo.
Porque tú eres quien me ha enseñado a sonreír con la mirada y a llorar con las palabras, ya que a tu lado no soy capaz ni de guardar una gota de secretos.
Porque sin ti la vida se me pasaría como un Calippo de esos que no se derriten rápido, quizá mi vida ha sido hasta ahora como un Calippo de esos y tú eres el zumito que resta abajo, la mejor parte.
Lo más probable es que seas todas esas cosas bonitas que pasan por la vida y se quedan para siempre en tu corazón, en este caso en el mío. Porque esta vez no pienso soltarte jamás mi vida, eres aquello que las niñas de diez años llaman príncipe azul y yo te daría el nombre de mi príncipe rojo con un toque Nutella en su pecho y un delicioso sabor a vainilla en su alma.
Que te comparo con la comida dulce, porque así eres, dulce de cojones, tan dulce, tan empalagoso, tan tú...
Comentarios
Publicar un comentario